Vimos el arbol, no se si vimos la casa. Un viejo algarrobo en el centro de un verde jardin.
La casita apareció después y, nos dimos cuenta que el árbol la abrazaba, la protegía.
Amor a primera vista. Las tranqueras de la entrada, la casita de cuento, las plantas y... el árbol.
No teníamos la plata, no íbamos a llegar. Pero deseamos tan fuertemente, pedimos con tanta fe, que pudimos. Sin entrar en detalles. La moraleja fue el haberlo deseado tan fuerte, que el pensamiento se hizo realidad. Quiza te sirva el cuentito. Te lo dejo para que lo sientas.
Desde la casa del árbol
Roxana
1 comentario:
Roxana:
Pues no me explico que escribiendo tan bonito, hayas dejado de hacerlo. Venga, anímate a seguir haciéndolo
Encantado de tu visita a mi blog
Un saludo
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